Evita que tu casa se convierta en una zona de guerra
Entras a la habitación, y como si una estampida de animales hubiera pasado por ahí, observas ropa tirada que no alcanzas a distinguir si está sucia o limpia, algunas camisas mal colgadas en el clóset y otras prendas todavía dentro del equipaje del último viaje que realizaste, los cajones mal cerrados y con la ropa saliendo por los lados… ¡Ufff! Desastre total.
Y te haces la promesa de todos los días: “luego ordeno y acomodo”; pero pasaron las horas, los días y hasta los meses, y el “luego” hasta el día de hoy no llega…
¡Cuidado! Ponte atenta a las señales que indican cuando tu casa está en el límite de confundirse con las secuelas de un huracán.
1. Los regalos de boda siguen por encima de la sala de estar.
A unos meses de haberte casado, quizá aún no cuentes con el mueble para guardar la vajilla “Made in China” que te regalaron, y hasta cierto punto es justificable que aún esté sobre la sala, pero si a esa vajilla le agregas la ropa de cama, de cocina, y demás regalos, es claro que no podrás encontrar el sofá para sentar a las visitas que te caigan de sorpresa.
2. El baño tiene más productos que un canal de compras.
¿Realmente necesitas seis humectantes faciales diferentes, cuatro botellas de spray para el pelo, y un año de suministro de tampones? No lo creo.
Es bueno tener repuestos, siempre y cuando sean de la marca que te gusta y los vayas a usar. Además debes tener en cuenta que hay ciertos productos que tienen vigencia, como las cremas faciales, y al no usarlos inevitablemente se irán a la basura.
3. El lavavajillas también sirve de alacena.
Muy bien, tienes una excelente herramienta de cocina que te facilita el lavado de la vajilla y cubiertos, muchas amas de casa desearían tenerlo; solo que funciona mejor si después de lavar, guardas en su lugar cada plato, vaso o cubierto.
Considera que es una forma muy fácil para dejar de preguntarte si el tenedor que recogiste está limpio o sucio.
4. El maletero del auto es como un segundo armario.
Una cosa es tener la ropa y tenis para ir al gimnasio, y otra muy diferente llevar los zapatos del trabajo que no alcanzaste a ponerte por la mañana, la caja de maquillaje para arreglarte, el maletín con la secadora y plancha para el pelo, y los sacos que no alcanzaste a llevar a la tintorería.
La clave es “subir y bajar”, sube al auto lo que vayas a ocupar en el día, baja del auto lo que ya no necesitas.
5. Cuentas con toda una tienda de videos, con dos copias de la realidad del momento.
No importa cuánto te gusta ver bailar a Chayanne en una “Fiesta en América”, o al grupo Menudo montado en un vehículo diciéndote “Súbete a mi moto”, el caso es que no necesitas guardar múltiples copias VHS, especialmente si ya no posees un reproductor de VHS en casa.
Habrá que considerar la realidad y guardar esos recuerdos en algo más actual, como DVDS por ejemplo.
6. Guardar en el archivero las declaraciones de impuestos + los adornos que no te gustan + más el reconocimiento de la universidad + la cartera que te regalaron.
Esta muy bien archivar los documentos importantes, como las declaraciones, contratos o garantías, pero incluir en el mismo cajón infinidad de cosas que se acumulan porque no sabes qué hacer con ellos, esto está muy lejos de ser un archivero organizado.
Deshazte de las cosas denominadas “inútiles” y clasifica la papelería importante de la A a la Z: un cajón para documentos personales, otro para los de la casa, uno más para las cuestiones fiscales.
7. No se puede cerrar una puerta del despensero sin abrir otra.
La estantería está repleta alimentos enlatados, cajas, botellas y hasta bolsas vacías del súper ¿realmente consumes todo lo que compras? Si reflexionas un poco, no tiene mucho sentido cuando las latas están cubiertas de polvo o que permanecen escondidos en el último rincón de la despensa.
Comprar solamente lo que consumirás no solo favorece tu economía, sino que también optimizas espacios en el despensero. Puedes programarte comprar por semana o quincena los alimentos enlatados o envasados, según prefieras.
8. Cierras la puerta del vestidor y por arte de magia, se abre la otra.
No solo es una incomodidad mantener abierta todo el tiempo la puerta del clóset, sino que también hace evidente la desorganización.
El desacomodo de la ropa hace más difícil que la encuentres, pero también deja a tu ropa sumamente arrugada, y realmente ¿te gusta planchar?
9. Tienes más cosas almacenadas debajo de tu cama que en la cochera o garaje.
Cuando no alcanzan los espacios para almacenar, la salida más fácil es ocultar debajo de la cama “que al cabo nadie ve”. Caja tras caja, la cama se convierte en todo un almacén, hasta por la cantidad de polvo que se acumula.
Optimizar los espacios es buena idea, pero evita aquellos lugares que lejos de ser una solución, se convierten en un nuevo problema.
Ahora que ya conoces las señales y notas que este es el escenario que más se acerca al resto de tu casa, ha llegado el momento para afinar motores y arremangar los codos
Fuente: Nosotros2.comCrédito foto: Flickr
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