Parece difícil e inalcanzable lograr disfrutar de la vida entre las responsabilidades del trabajo y las demandas de la familia. Casi siempre el estrés, la culpa, el agotamiento físico, mental y emocional acaban por consumir toda nuestra energía para terminar proyectados en una suerte de futuro inaccesible, llamado por algunos “ansiedad.”
Suelta tanta lucha y descubre 5 interesantes puntos de vista para balancear tu vida, entre el jefe y a quienes más amas.
#1. Jamás dejes de cuidarte
Ejercítate, duerme bien, es decir, plácidamente y el tiempo necesario, además come en la medida de lo posible de forma saludable.
Si estas en óptimas condiciones podrás rendir en el trabajo y conservar la mejor actitud al llegar a casa y ver a tu familia.
¡Ah! No olvides hidratarte, bebé mucha agua, el agua es vitalidad. Escucha a tu cuerpo, presta atención a sus llamados de alarma. Dile adiós al descuidarte.
#2. Forja el carácter de tus hijos
Fácil es consentirlos, complejo moldear su manera de ser y comportarse. Asígnales tareas y responsabilidades acordes a su edad, eso le creará hábitos de por vida.
Enséñales a esforzarse por sus solicitudes, a comprender que hay momentos de alegría y otros de decepción. Despídete de la idea de hacerlos siempre felices, ya verás que es gratificante.
#3. No te sientas mal por trabajar
Vive el aquí y el ahora. Si estás en la oficina, no lo estés mentalmente en casa, si estás en casa, desconéctate del trabajo. Rinde y enfócate en el espacio que te encuentras.
Los hijos no necesitan cantidad de tiempo, sino calidad. Es mejor compartir con ellos dispuestos y muy atentos que hacerlo con tropiezo, prisa, ansiedad y agobio.
Trabajar en lo que te gusta y proyectarte profesionalmente no te hace un mal padre o madre.
“Ciao, ciao” a la culpa.
#4. Aprende a pedir ayuda
Deja de creerte heroína o héroe, de jactarte porque eres invencible y puedes con todo, a veces es necesario contar con una mano calificada, amiga o familiar para cuidar a los niños o hacer las tareas del hogar. Esta decisión es saludable porque minimiza las actividades, rindes el tiempo y da tranquilidad.
Si tus pequeños están por ejemplo con la abuelita o tía, seguro estarán más relajados y confiados en sus espacios de trabajo.
“Sayonara” al orgullo.
#5. Divide tu tiempo con flexibilidad
Entiende que en oportunidades tu familia demanda más que el trabajo, pero en otras es a la inversa, por lo tanto, distribuye tu tiempo dependiendo del contexto, tus posibilidades y jerarquías reales.
No te lamentes por lo no vivido con tus seres queridos o te castigues por alguna tarea en el trabajo que no culminaste a tiempo, por el contrario, eres tu mejor porrista o animador, apláudete por tu entrega y entusiasmo.
“Arrivederci” a la rigidez.
Como ves lo primero que debes cambiar son tus esquemas de pensamientos, hacerlos más liberadores. Eres lo que piensas y si piensas que la vida es fácil, cómoda y placentera, así será.
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